La ministra de Fomento presentó ayer el tercer acceso a Cádiz, que se denominará de La Pepa, medirá 3,1 kilómetros y empezará a levantarse en el primer semestre del próximo año Un diseño «espectacular» y una estética de «gran modernidad» lo convertirán en la mayor obra de ingeniería de España y una de las más avanzadas del mundo
«Será más alto, más largo, más ancho y tendrá el doble de inversión». Con esta rotundidad, como si se tratara de la presentación de unas Olimpiadas, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, presentó ayer el proyecto del segundo puente que unirá las dos orillas de la Bahía de Cádiz entre la capital y Puerto Real, tendrá un coste de 300 millones de euros y se denominará Puente de La Pepa.
Álvarez expuso en solitario el diseño de la infraestructura y sólo estuvo acompañada en la mesa por la alcaldesa, Teófila Martínez, mientras que no dejó lugar a la intervención del ingeniero y alma máter del diseño, Javier Manterola. La titular de Fomento incidió en el esfuerzo realizado por el Gobierno socialista en los dos años de trabajo de definición de la infraestructura y la elección de esta alternativa frente a las posibilidades barajadas de ampliar el viejo y adusto Carranza o tender un túnel bajo el mar.
Un diseño único
El resultado, según detalló la ministra, es un proyecto mejorado sobre el ideado por la Administración popular de José María Aznar, que marcará un hito en la ingeniería del país, porque «supera en todos los parámetros» a las estructuras existentes, y también del mundo en muchos de ellos: será el más alto de Europa con un gálibo (altura) de 69 metros; tendrá una longitud de 3.157 metros, frente a los 2.300 planteados inicialmente, y tres carriles, uno más de lo previsto; dispondrá de un tramo móvil con unos tableros levadizos que medirán 245 metros, unos de los más grandes del mundo, para permitir el paso de los grandes buques que construya Navantia, aunque en los años de historia naval de la Bahía no hay precedentes de tales dimensiones; tendrán un gran vano de luz de 540 metros entre los dos pilares principales, en la parte más próxima al muelle de la Cabezuela, que supera en más de cien metros el diseño preliminar; se elevará hasta una altura de 180 metros a través de dos bloques de 176 tirantes sujetos por dos torres en forma de Y invertida; y se extenderá hasta el Río San Pedro a través de un viaducto elevado que deja libre el paso en superficie para vehículos y conseguir así una mayor permeabilidad y actividad en el polígono de la Cabezuela.
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La repercusión de estos avances sobre los planos iniciales del Gobierno del PP y como consecuencia de las muchas exigencias realizadas desde instituciones como la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento o las compañías Navantia y Dragados Offshore, el presupuesto duplica al inicial, ya que el Puente de La Pepa costará finalmente 300 millones.
La construcción de la infraestructura saldrá a licitación en el mes de octubre, por lo que comenzará a levantarse en el primer semestre de 2007, aunque la clave será conocer si lo hará antes o después de las elecciones municipales y autonómicas convocadas para el próximo mayo. Y aunque los plazos no están definidos, las previsiones apuntan a que 2010 será el año de la inauguración y la puesta en servicio.
Respecto a la estética, la responsable ministerial valoró que el diseño de Manterola es «precioso, espectacular y de gran atractivo para Cádiz», además de significar una «solución de futuro» para la ciudad y la Bahía.
Además de la primera imagen de la infraestructura, otra de las principales novedades de la visita de Álvarez fue la denominación de la infraestructura como Puente de La Pepa, una nomenclatura que la socialista malagueña defendió por que «una obra tan emblemática se merecía un nombre típico de Cádiz, querido y compartido, que además es nombre de mujer».
Quince años
La ministra de Fomento expresó su satisfacción tanto profesional como personal, dado su origen isleño, por culminar un proyecto cuyo origen oficial se remonta a la Nochebuena de 1991, fecha en que el BOE publicó el primer anuncio de convocatoria de la redacción del diseño. «Es un día histórico, importante y esperado para Cádiz», según Álvarez, que agradeció la oportunidad recibida del presidente del Gobierno «para llevar a cabo esta gran idea y esperanza de todos los gaditanos y de las personas que nos visitan».
La titular de Fomento se remontó a los años 60 para comparar el puente y la jornada de presentación de ayer, a la que asistió un centenar de políticos y agentes sociales de la Bahía, con la apertura del Puente José León de Carranza, «una magnífica idea de ese magnífico gaditano, que era Carranza», afirmó Álvarez en un guiño a la familia del alcalde que se encontraba en el acto.
Entonces, el segundo acceso a Cádiz fue un «cambio radical» en la Bahía, no sólo porque «se acortaron las distancias» evitando el rodeo completo para llegar a la capital, sino también se redujo «el tiempo de las relaciones» entre los vecinos de la zona metropolitana gaditana.
Ahora, 37 años después de su apertura, el Carranza sufre una «gran congestión», con una intensidad media de 40.000 vehículos diarios que se dispara en las horas punta de circulación, «que cada vez se amplían más y provocan mayores dificultades de tráfico», según remarcó la política socialista. Además, el viejo puente carece de una conexión adecuada con la autovía A-4 y con la red nacional de carreteras de alta capacidad, y provoca una «elevada concentración de turismos en el eje longitudinal» que comunica toda la capital de Cortadura hasta las Puertas de Tierra.
Fin al aislamiento
Estos déficits son los que ahora tratará de aliviar el tercer acceso porque suponen «un freno, limitan el desarrollo de todo el área metropolitana y provocan un aislamiento de Cádiz respecto al entorno y la economía productiva de la provincia».
Estas mismas razones fueron las que decantaron el proyecto hacia la opción del puente, mientras que la ampliación del Carranza se desterró porque incrementaría la saturación de la avenida principal y «crearía un mayor cuello de botella», según explicó Álvarez. En cuanto al túnel, la ministra advirtió que revestía «mayor dificultad técnica» tanto de construcción como de explotación, plantea problemas de evacuación y, sobre todo, provoca un mayor impacto medioambiental y origina problemas de entronque al llegar a la superficie en Cádiz, por la forma de la ciudad y su entramado urbano.
Unas dificultades que también obligaron a los técnicos y responsables del Ministerio a hacer un ejercicio de imaginación, según la ministra, porque, por ejemplo, la pendiente máxima del puente no podía superar el 5% ya que, de lo contrario, «el puente terminaría en el mismo barrio de La Viña», ironizó la titular de Fomento.
Respecto a la posible incorporación de una plataforma para el tranvía, la ministra aseguró que aún no está decidido y que la solución final se adoptará mientras comienza la tramitación del segundo puente para evitar retrasos en la ejecución. Sobre la conveniencia de este medio de transporte, Álvarez afirmó que se ha dejado todas las «opciones abiertas» y se valorarán «con diálogo y consenso». «No se ha desechado el tranvía y se mantiene la posibilidad de conectar el puente con cualquier medio de transporte público».
Desdoble y tercer carril
El Puente de La Pepa está así llamado a ser la solución vial «de futuro» para la Bahía e irá unido a otras dos obras precedentes de gran calado en la ordenación de tráfico de la entrada a Cádiz: el nuevo carril reversible en el Carranza, cuyas obras prevén adjudicarse el próximo mes de junio y pretende finalizarse en 2007; y la duplicación de la N-443 en los 2,1 kilómetros de enlace entre Puerto Real y Cádiz, cuya ejecución se licitó el pasado 12 de mayo y se terminará a finales de 2008 o principios de 2009, sólo un año antes de la puesta en servicio del puente. Ahora, sólo hay que esperar que la licitación, el contrato y las obras cumplan los plazos.
http://www.lavozdigital.es/cadiz/pg060621/actualidad/especiales/200605/21/puente_lapepa.html
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