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El espacio reurbanizado se inauguró ayer junto con otras calles de la zona que se han abierto al público
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La nueva plaza Pintor Clemente de Torres contribuye a una de las demandas vecinales del barrio
El eterno debate entre lo público y lo privado tiene ramificaciones insospechadas. Tantas como para definir el futuro de una zona asfixiada por edificios altos y calles estrechas. Un barrio, el de La Laguna, que precisa de intervenciones urgentes para descongestionar sus calles y que tiene uno de sus impedimentos en la propiedad privada. Muchas de las calles y plazas del barrio son propiedad de los vecinos. Esto supone un problema para poder reurbanizarlas, abrirlas a la ciudad y mejorar su aspecto descuidado. Un verdadero logro administrativo que ayer vivió una de sus victorias: la remodelación y apertura a la ciudad de las calles Miramar, Santa Clara y Pintor Clemente de Torres (plaza y calle).
Un cambio trascendental en una zona que hasta hace poco tiempo era de las más asfixiadas. Los ficus, setos y parterres oscuros han dado paso a zonas ajardinadas, juegos infantiles y calles accesibles a todos los gaditanos. Para ello, han sido necesarios más de cuatro años de negociaciones para que los legítimos propietarios de la zona, los vecinos de los edificios, cedieran los espacios al Ayuntamiento para poder reurbanizarlos.
A ese tiempo burocrático, se sumó los nueve meses de trabajos y la inversión de 600.000 euros para «hacer posible una zona abierta al Estadio, el centro de salud del barrio y la propia avenida». Una impresión de Teófila Martínez compartida por muchos que ayer se acercaron hasta la plaza Pintor Clemente de Torres para visionar el cambio y, de paso, a la alcaldesa.
«La zona ha quedado estupenda vengo a darle la enhorabuena a Teófila», explicaba Paquita Manzanero. Sus amigas congregadas en la zona compartían su opinión. «La plaza estaba abandonada. Han tardado mucho en abrirla, pero la espera ha merecido la pena», puntualizaba África Gamboa.
Sin embargo, ayer también hubo tiempo para las quejas. Algunos vecinos no se sentían a gusto con el resultado final de la zona infantil: «Los juegos son demasiado altos, ya se han caído dos niños», se quejaba Carmen Góñiz. De hecho, uno de los accidentados se produjo en la inauguración de ayer. El pequeño tuvo que ser trasladado al centro de salud del barrio tras caerse desde una de las zonas elevadas del área infantil. El Ayuntamiento y la Asociación de Vecinos Manuel de Falla explicaban el problema. «Falta la leyenda explicativa de los juegos. En ella se indicará que esta zona es para niños de 7 y 8 años», puntualizó ayer el presidente de la entidad, Rafael Barberi.
Mejoras muy necesarias
Barberi se deshizo en atenciones con la delegación del Ayuntamiento (capitaneada por Martínez y el teniente de alcaldesa, Ignacio Romaní). Los responsables municipales no se libraron de una vuelta a la manzana para explicar los problemas que sigue teniendo el barrio. «Nuestro caballo de batalla son las zonas privadas. Ya estamos trabajando en ellas para hacerlas públicas con el fin de que el Ayuntamiento pueda actuar en ellas», explicaba Barberi momentos después.
Teófila Martínez también se mostró consciente de los problemas del barrio: «Es una zona muy habitada que necesita que se abran espacios para hacerla accesible». Por ello, anunció que se seguirá actuando en la zona pero matizando: «Seguiremos con un ritmo adecuado pero no nos podemos dedicar a una zona sola». Sin embargo, a vecinos como Carmen Góñiz, les bastaba con que se mantenga lo conseguido: «Sólo pido prevención. Que el Ayuntamiento cuide la zona. Después de soportar la obra quiero disfrutarla».
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