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El último en echar el cerrojazo ha sido la franquicia Cien Montaditos, de Ingeniero de La Cierva
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Varios bares y cafeterías, que han sido importantes focos turísticos, permanecen ahora cerrados
El Paseo Marítimo siempre se ha mantenido en la primera línea de atracción turística. Aunque el culmen de la actividad hostelera se alcanza en la época estival, durante el resto del año son muchos los empresarios que mantienen una clientela a pie de playa.
En otros tantos casos las dificultades económicas y estacionales han llevado al cierre definitivo. Esta es la situación de varios bares y cafeterías que han supuesto durante años un foco turístico de gran envergadura y, tras verse obligados a echar el cerrojazo, los locales permanecen cerrados sin que nadie quiera continuar con ellos explotando lo que fuera una gallina de huevos de oro. El último de estos locales que luce paredes vacías y cristales con carteles de 'Se vende' es el de la esquina del Paseo Marítimo con la glorieta Ingeniero de La Cierva, donde hace dos meses la franquicia Cien Montaditos ha dicho adiós. «Esta es una plaza complicada, porque el gaditano actúa por costumbres», explica el que ha estado al frente de la franquicia durante varios años, Juan Jiménez. Juan presume de haber mantenido una clientela fija y, por ello, asegura que este no ha sido el motivo del cierre. Así, añade que el problema radica en que «no se ha cumplido nuestra expectativa de negocio».
A pocos pasos de la que fuera la cervecería se distingue la abandonada persiana de otro local franquiciado emblemático: La Jijonenca. Luis Juan, su antiguo propietario se va a enfrentar a su cuarto verano sin su negocio que ya había llegado a cumplir los 24 años. Durante todo este tiempo, nadie ha comprado el local y aún el letrero permanece en la puerta como símbolo casi ya histórico para la memoria de cualquier gaditano. Luis se ha tenido que prejubilar por enfermedad y sus hijos no han podido tomar el relevo, por lo que habrá que esperar que otro empresario se arriesgue a darle un nueva vida a este establecimiento.
Se continuamos unos metros más dirección Cortadura, una nueva esquina antes concurrida por turistas y lugareños ahora luce desolada. Es la que ocupaba la taberna La Hispaniola.
Los desacuerdos entre los tres socios fue la causa que los condujo a cerrar. Uno de ellos, Javier Boubeta, lamenta estar aún a la espera de recibir la parte económica que se le debe mientras el futuro del que todo los gaditanos conocían como «El Pirata» se queda incierto. No podemos olvidar otro enclave muerto para el perjuicio de la hostelería de la capital, el establecimiento situado entre la calle Brasil y el Paseo. Varias han sido las propuestas realizadas para el resurgimiento del local, pero ninguna ha llegado a cuajar.
Si tenemos en cuenta que con la llegada de la Semana Santa se abre la temporada turística, y más aún este año para la que se prevé la pronta apertura de los chiringuitos, poco tiempo les resta a estos locales para reabrir y ofrecer a Cádiz una oferta hostelera ampliada y renovada. Sin embargo, no todo son malas noticias y hay restaurantes del Paseo, como La Pepa, que ya ha iniciado unas reformas de cara al verano.
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